Puede que cuando vayas a comprar un mueble te aseguren que lo tendrás para toda la vida. Pero no es del todo verdad, para que eso ocurra una de los elementos claves es tener una buena materia prima. No dura lo mismo un material que otro, y tampoco requieren los mismos cuidados. Pero sin duda, una de las reglas principales es que debes mimarlos para que te duren lo máximo posible.

Los mejores consejos para cuidar tus muebles

Para conseguir unos muebles más duraderos te vamos a recomendar los cuidados que deben recibir y a qué deberías prestar más atención para evitarles daños.

  • Di no al amoniaco. Es una sustancia química bastante nociva que afecta a la calidad de tu mobiliario. Puede que creas que no es tu caso porque no lo utilizas habitualmente en tus rutina de limpieza, pero debes tener cuidado porque puede formar parte de los componentes de otros productos que igual sí utilizas. Por eso, te recomendamos que revises las sustancias que forman parte de los productos químicos que tengas en casa. Es importante ya que ataca tanto al color como al brillo de tu muebles.
  • Limpia el polvo habitualmente. Es un proceso que no suele gustar mucho cuando realizas la limpieza general de tu casa , pero es muy importante. Eliminar el polvo de tu mobiliario ayuda a su mantenimiento. Puedes utilizar cualquier elemento que te ayude a deshacerte de él, un trapo o un paño que tengas por casa puede servirte. Si quieres apostar por otros productos más profesionales te recomendamos que pruebes las toallitas especiales para muebles. Son muy cómodas, fáciles de conseguir y con las que obtendrás un resultado magnífico.
  • El sol no es bueno. Tener los muebles continuamente expuestos al sol les afecta mucho. Provoca que el color vaya desapareciendo paulatinamente y que aparezcan manchas. Intenta evitar que el sol les incida directamente. En el caso de los muebles exteriores, están mejor preparados para estos casos, pero aún así, no te olvides de ellos, también necesitan que les barnices cada cierto tiempo.
  • Cuidado con el agua y el aire acondicionado. El contacto directo de los muebles con el agua puede provocar que se queden impregnadas marcas de humedad. Incluso puede producir que se dilaten y que se estropee su forma original. Respecto al aire acondicionado, la humedad que produce puede ser igual de dañina que el contacto directo con el agua. Para evitarlo intenta mantener los muebles lo más alejados posible, y evita mantener una temperatura demasiado baja.
  • Aleja el calor. Colocar algún recipiente caliente sobre algún mueble puede producir manchas o que incluso levante los barnices y las ceras protectoras. Por esto, es habitual utilizar protectores de calor para evitar el contacto directo con el mueble. Ten siempre a tu disposición alguno para que no se te olvide utilizarlo.
  • Utiliza nueces. Aunque parezca descabellado la nuez puede ayudarte a acabar con las rozaduras. Uno de los tratamientos sería utilizar uno de los aceites que se realizan con este fruto seco y aplicarlo sobre las rozaduras. Añádelo con la ayuda de un trapo en sentido de las vetas de madera. Conseguirás crear una capa reparadora.
  • Mezcla vinagre de vino y aceite de oliva. Parece otro remedio de la abuela, pero, ¿cuándo no han tenido razón? Mezcla ambos elementos y aplícalos sobre la madera, le aportará nutrición. Ayúdate de un paño o algodón y después, añade cera del color que necesites. Conseguirás que el mueble parezca recién salido de la tienda.

Sigue estos pequeños consejos que puedes incluir en tu proceso de limpieza diario.  Lograrás mejorar la calidad de tus muebles y que no se note el paso de los años. ¿A qué estás esperando?